Lisboa en 3 días: escapada de 72 horas a Lisboa con niños

por | Última actualización Sep 20, 2024

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Después de la gran ruta de 12 días por Florida, pensábamos que los viajes pararían durante una temporada, pero los Reyes Magos fueron muy buenos con nosotros y nos regalaron una escapada de fin de semana: visitaríamos Lisboa en 3 días.

Álex hacía años que había estado, pero quien os escribe y la becaria no habíamos visitado nunca la capital portuguesa, así que estábamos encantadas con el regalo.

Fue una escapada exprés, pero muy aprovechada. Por eso he querido escribir este artículo, a partir de nuestra experiencia, para facilitaros el máximo una visita a Lisboa en 3 días con niños disfrutando al máximo de la ciudad.

Día 1. Baixa, Alfama y Castelo de São Jorge

Una vez llegados a Lisboa y habiendo dejado las maletas en nuestro alojamiento, Castilho House, desde Marqués de Pombal, nos dirigimos hacia el barrio llamado Baixa por la avenida da Liberdade. Pasada la Praça dos Restauradores llegamos a la Praça Dom Pedro IV, donde empieza la principal arteria peatonal del barrio, la Rua Augusta.

La Rua Augusta es una de las calles comerciales por excelencia de Lisboa. Las calles que la rodean conservan el nombre de los oficios que años atrás poblaban la mayoría de establecimientos: sapateiros, douradores, faqueiros, bacalhoeiros

Como se nos había hecho la hora de comer, entramos en el restaurante Bacalhoeiro (Rua dos Sapateiros, 218). Es un pequeño restaurante tradicional, con mesas muy pequeñas, donde comimos un exquisito bacalhau à brás, bacalhau à minhota que, en este caso, estaba bueno, pero demasiado salado para nuestro gusto, y una sopa de legumbres para la becaria que estaba riquísima.

Después del parón para comer, seguimos hacia la Praça do Comércio, la plaza más famosa y concurrida de la ciudad. Antes de llegar se atraviesa por debajo del Arco da Vitória.

Lisboa con niños

A partir de aquí, muy valientes nosotros, decidimos ir subiendo a pie por el barrio de Alfama hasta llegar a lo alto de la colina donde se encuentra el Castelo de São Jorge. Digo esto de muy valientes porque las subidas son muy pronunciadas y hacerlo empujando un cochecito y cargando a una niña de casi dos años en el brazo no fue fácil.

Sin embargo, poco a poco, fuimos subiendo, haciendo parada en la catedral o , al Miradouro das Portas do Sol y, finalmente, en el castillo.

La entrada al Castelo de São Jorge cuesta 10 € por persona. No os vamos a negar que el precio nos pareció muy caro, pero después de haber hecho el esfuerzo de subir hasta allí arriba, no quisimos perder la oportunidad de contemplar la puesta de sol desde su interior, donde hay uno de los mejores miradores sobre la ciudad.

Si prefierís llegar en transporte público, tomad nota: el autobús 737 llega hasta la puerta y el tranvía 28 tiene una parada muy cerca.

Cuando salimos del castillo estaba oscureciendo y estábamos bastante cansados, así que nos dirigimos hacia el Elevador Castelo, que nos ahorró unas cuantas escaleras, y fuimos a buscar el metro para poner el punto final a un día que habíamos comenzado a las seis de la mañana.

Día 2. Belém, Bairro Alto y Chiado

El segundo día, aprovechando que hacía un sol espectacular, decidimos coger el autobús e ir hasta Belém. El tranvía 15 también llega, pero iba lleno hasta arriba y era imposible entrar con la niña.

En Belém están dos de los puntos más emblemáticos de la ciudad, Patrimonio: la Torre de Belém y el Mosteiro dos Jerónimos.

Para llegar hasta la Torre de Belém decidimos recorrer el paseo que la separa del Padrão dos Descobrimentos, un monumento monolítico que emula una carabela y que está lleno de personajes históricos, entre ellos Vasco de Gama y Magallanes.

Sin embargo, el principal reclamo del barrio es el Mosteiro dos Jerónimos, un monasterio lleno de filigrana con un claustro impresionante. Mientras la becaria se entretenía jugando con arena y piedras, los adultos aprovechamos para visitar este espacio tranquil·lament.

El precio de la entrada al claustro del monasterio es de 10 € y los domingos suele haber mucha cola para comprar las entrades.

Cuando salimos del monasterio era la hora de comer y entramos en un pequeño restaurante situado frente a la Antigua Confeitaria de Belém, donde fuimos después a comernos los postres. En el restaurant Caseiro (rua de Belém, 35) comimos un plato de pulpo a la brasa y un arroz caldoso con gambas que estaban muy ricos.

Como os avanzaba, después de comer entramos en la Antiga Confeitaria de Belém. Aunque hoy en día se pueden encontrar por toda la ciudad, los pastéis de Belém son originarios de este establecimiento. La cola para comprar estos tradicionales dulces suele ser larguísima, sobre todo los fines de semana, pero si queréis evitar tostaros al sol mientras esperáis, os recomendamos que entréis dentro. Tienen una zona de mesas muy grande donde poder degustar los tradicionales pastelitos recientes hechos y si queréis llevaros una caja de recuerdo se la puedes pedir a los mismos camareros. Una caja de 6 pastéis de Belém cuesta 6,90 €.

Con autobús volvimos hasta la zona de la estación de Cais do Sodré y nos dirigimos hacia uno de los elevadores más pintoresco de la ciudad: el Ascensor da Bica. Une la Baixa con el Bairro Alto por la Rua da Bica, una calle estrecha y muy empinada. El trayecto es toda una aventura. El precio del billete sencillo es de 3,70 €, pero si tenéis la Tarjeta Viva Viagem podréis pagar el trayecto como si de cualquier otro transporte público se tratase.

Una vez arriba en el Bairro Alto nos dirigimos hasta el Miradouro de Santa Catarina y entonces fuimos paseando por las callejuelas hasta la Praça Luís de Camões, donde hay una escultura del famoso escritor portugués Fernando Pessoa.

Caminando, caminando, volvimos a llegar a Baixa y, como ya se había hecho de noche, dedicimos aprovechar para coger el elevador de Santa Justa para contemplar la espectacular vista desde su mirador (hay que pagar 1,50 € por acceder, aparte del billete del elevador).

Con estas magníficas vistas sobre Lisboa, decidimos poner el punto final a nuestro segundo e intenso día por la capital portuguesa.

Día 3. Estrela, tranvía 28 y Mercado da Ribeira

Seguramente, si hubiéramos viajado sin la becaria, el tercer día de la escapada a Lisboa habríamos aprovechado para hacer una escapada a Sintra. Yendo con ella, pero, nos suponía demasiado trasiego, así que decidimos aprovechar nuestras últimas horas en Lisboa para disfrutar de una de sus principales atracciones: el tramvia.

Des de nuestro alojamiento en Marqués de Pombal, la encantadora guesthouse Castilho House, nos dirigimos hasta el parque y hasta la basílica da Estrela. Dejamos que la becaria jugara un rato y, a continuación, nos dirigimos a la parada del tranvía que hay justo en frente de la basílica de Estrela.

Esta es una de las primeras paradas, la segunda concretamente, del recorrido que hace el tranvía 28, que recorre todo el centro histórico y que circula por algunas calles realmente estrechas y empinadas.

El recorrido completo dura unos 45 minutos y es una buena alternativa para tener a un bebé entretenido durante un buen rato. Ahora bien, debéis tenerse en cuenta que se llena muchísimo y que hay que tener cuidado con los carteristas. Es triste, pero suelen ser habituales entre los turistas que miran embobados por las ventanas del tranvía 28.

Un vez llegamos a la última parada, en la Praça Martim Moniz, donde le compramos un tranvía amarillo de recuerdo a la becaria, volvimos a pasear tranquilamente por la Rua Augusta y la Praça do Comércio.

Faltaba poco para la hora de comer y decidimos ir hasta el Mercado da Ribeira que, después de unos años cerrado, en 2014 volvió a abrir sus puertas reconvertido en un espacio gastronómico donde, incluso, hay establecimientos con Estrella Michelín. Nos encantó el ambiente que se respiraba y la faena fue nuestra para escoger qué comer entre todas las paradas que hay. Sushi, tártars, hamburguesas, comida tradicional portuguesa…

inalmente nos decidimos por volver a comer una francesinha, que ya habíamos probado durante nuestra escapada a Oporto, un bacalhau à brás y una teja de quesos. Nos pusimos las botas y, sinceramente, os recomendamos muchísimo que si viajáis a Lisboa, alguna de las comidas la hagáis en este mercado. El ambiente que se respira es espectacular!

Con esta gran comida y con unas compras de última hora por la Rua Augusta, pusimos el punto final a nuestra escapada por Lisboa y empezamos el camino de regreso hacia Barcelona. 

Recomendaciones para visitar Lisboa con niños

Si visitáis Lisboa con niños pequeños, debéis saber que su orografía no la convierte en la ciudad más cómoda para moverse con un niño pequeño.

Lisboa es una ciudad llena de escaleras y de grandes subidas y bajadas. Por suerte, la gran mayoría de ellas se pueden salvar gracias al transporte público, ya sea en metro, autobús, tranvía o elevadores. Ahora bien, en algunos momentos os apetecerá pasear tranquilamente. Tened claro que en estos momentos os tocará sudar un poco…

Si tenéis la suerte de que a vuestro hijo o hija le gusta el porteo, aprovechadlo. Si, como en nuestro caso, vuestro hijo no quiere ni oler la mochila y, en ocasiones, tampoco el cochecito porque quiere ir andando, preparad los brazos y la espalda. Además, muchas calles son adoquinadas, así que la tarea de ir empujando un cochecito, tampoco es fácil.

Lisboa con niños

Por suerte, que haya tantas modalidades de transporte público diferente es toda una aventura. Semanas después, ¡la becaria todavía habla de los tranvías amarillos de Lisboa!

Por otro lado, comentaros que los cambiadores y tronas escasean en muchos restaurantes y que los ascensores para acceder al metro existen, pero a menudo tienes que hacer una caminata extra.

Ahora bien, a pesar de no ser la ciudad más baby friendly del mundo, en la mayoría de monumentos históricos donde se forman largas colas para entrar, hay una entrada específica para familias con niños o minusválidos. Lo agradecimos porque, tanto para entrar en el Castillo como el Mosteiro dos Jerónimos las colas eran considerables…

Donde alojarse en Lisboa

Durante nuestra escapada a Lisboa dormimos en un pequeño B&B donde nos trataron de lujo. Su nombre es Castilho House (Rua Castilho 67, 5th floor, Santo Antonio) y está ubicado a dos minutos de la parada de metro de la céntrica plaza Marqués de Pombal. Remodelado recientemente, la habitación doble con desayuno incluido nos costó 75 € la noche y nos facilitaron una cuna para la becaria sin coste extra. Así pues, 100% recomendable por su ubicación, su trato y su precio.

El mapa de Lisboa

Para finalizar el artículo, por si os puede ser de utilidad, os dejamos un mapa con los puntos de interés de Lisboa que hemos ido enumerando en este artículo.

¿Habéis estado en Lisboa? ¿Os gustó? ¡A nosotros nos sorprendió mucho!

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Este artículo está escrito en base a nuestra propia experiencia, con información veraz que queremos que te sea útil a la hora de planificar tus viajes.

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Laia Díaz

Nacida en Tarragona, soy periodista por formación y vocación. Me gustan los castells, las cerezas y las redes sociales y me apasionan los viajes y la fotografía. En otra vida quiero ser viajera a tiempo completo!
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