Viajar y embarazo no son conceptos incompatibles. De hecho, con el tiempo, es posible que recordéis ese viaje con mucha nostalgia pues será el último (o últimos) que haréis antes del inminente cambio de vida que se avecina.
Y es que, estar embarazada es una condición especial, pero, en ningún caso, una enfermedad.
Evidentemente, cada persona es un mundo y cada embarazo tiene sus particularidades. Las siguientes premisas y recomendaciones se basan teniendo en cuenta que estemos delante de una gestación sin riesgos ni complicaciones. Ahora bien, cómo hay que hacer siempre con todas las cuestiones relacionadas con la salud, ante cualquier duda que pueda surgir a la hora de hacer un viaje durante el embarazo, lo mejor siempre es consultarlo con el médico o ginecólogo.
Recordad que estrés y embarazo sí que son conceptos incompatibles.
¿Puedo viajar embarazada?
Sí y no. Si el embarazo se desarrolla en condiciones normales, no hay problema por viajar desde el minuto uno hasta poco tiempo antes de la fecha prevista de parto.
Ahora bien, el mejor momento para planificar un viaje estando embarazada es durante el segundo trimestre. ¿Por qué? Durante el primer trimestre muchas mujeres experimentan molestias bastante intensas (náuseas, vómitos, cansancio…) y después de la semana 30 la panza comienza a pesar y puede existir riesgo de parto prematuro, aunque el embarazo se haya desarrollado con normalidad.
Así pues, aprovechad entre la semana 13 y la 30, y el repunte de energía que suelen experimentar las mujeres embarazadas en ese momento para planificar un último viaje siendo dos (o siendo tres o cuatro… si el que viene en camino no es el primer bebé).
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A los pocos días de saber que estaba embarazada teníamos previsto viajar a Nueva York. Fuimos porque me encontraba perfectamente y el ginecólogo me había dicho que no había ningún impedimento para volar embarazada, pero durante el viaje empecé a sentir las primeras náuseas y también que me cansaba con mucha más facilidad.
Volar embarazada, ¿es seguro?
Si os gusta viajar a menudo es posible que esta pregunta sea una de las primeras que os aceche después de haber visto el positivo en el test de embarazo.
Sí, se puede volar embarazada. Ahora bien, no está de más tener en cuenta una serie de recomendaciones:
- El Manual Médico de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) recomienda que las gestantes no vuelen después de la semana 36 de gestación, si se encuentra una en condiciones normales; o después de la 32, si se trata de un embarazo múltiple sin complicaciones.
- Aunque esta se la recomendación de la IATA, como pasa con la política de equipaje, cada compañía tiene su normativa, así que antes de comprar un billete es mejor informarse hasta que semana de embarazo permite volar la compañía que hemos elegido.
- Si el embarazo está un poco avanzado y la panza empieza a notarse mucho, para volar embarazada es recomendable llevar un certificado médico en el que se indique la fecha prevista del parto. Este documento también debe indicar que es improbable que el parto sea en las siguientes 72 horas del vuelo. Hay compañías que pueden obligar a firmar un documento donde no se responsabilizan de lo que pueda ocurrir.
- Si cumples todos los requisitos para poder volar embarazada, para que el vuelo sea más llevadero es recomendable sentarse en el pasillo, para poder levantarse a menudo para caminar e ir al baño más fácilmente. También es importante vestir ropa cómoda, llevar agua suficiente para ir hidratándose y algún tentempié que pueda ayudar a sobrellevar las náuseas en el caso de que aparezcan durante el vuelo.
¿Tren, coche o autobús?
Sin lugar a dudas, el tren es el transporte más cómodo en el que se puede viajar durante el embarazo. Permite caminar con regularidad por los pasillos, suele haber baños siempre disponibles y no es necesario llevar cinturón.
Viajar en coche también es una buena alternativa, ya que permite la libertad de ir parando cada dos horas para poder estirar las piernas e ir al baño. En el caso de no haber molestias, no hay problema en conducir, aunque siempre será más cómodo ir en el asiento trasero, con las piernas estiradas al máximo y con el cinturón de seguridad puesto debajo del vientre (si lo preferís, existen unos cinturones especiales para embarazadas).
Finalmente, el autobús es el transporte terrestre menos recomendado durante el embarazo. No suele haber baño y si lo hay suele ser muy pequeño e incómodo. Además, está prohibido viajar de pie o caminar por el pasillo y los trayectos suelen ser muy largos, cosa que complica la recomendación de estirar las piernas cada par de horas.
Durante el segundo trimestre hice una ruta por la Alsacia visitando los tradicionales mercadillos de Navidad. Me encontraba muy bien, la panza todavía no era muy voluminosa y disfrutamos muchísimo de este último viaje siendo dos.
Viajar en barco durante el embarazo
Sin lugar a dudas el barco es el medio de transporte menos recomendado durante el embarazo. De hecho, plantearse la posibilidad de hacer un crucero durante la gestación no es la mejor de las ideas. ¿Por qué?
En primer lugar, el vaivén de los barcos puede acentuar mucho la sensación de mareo y las náuseas que pueden padecerse durante el embarazo.
En segundo lugar, la comida precocinada que se sirve en muchos bufets de grandes cruceros, puede que permanezca a temperatura ambiente durante largo tiempo. Esto puede ser una fuente de infección de listeria, una bacteria muy perjudicial durante el embarazo.
Finalmente, durante la navegación los barcos se alejan de las infraestructuras hospitalarias y, en caso de emergencia durante el embarazo, es necesario no tenerlas muy lejos. Por este motivo, muchas compañías navieras no permiten entre sus pasajeros, a embarazadas a partir de la semana 27 o 28.
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